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Iglesia de San Alejandro: una joya barroca
A pocos pasos del Duomo, un poco escondida, accesible desde algunas de las calles transversales de Via Mazzini o Via Torino, o incluso a la salida de la estación de metro Missori, se encuentra la encantadora Piazza di Sant'Alessandro, con su iglesia homónima del siglo XVII.
Un rincón de extraordinaria belleza, que golpea mágicamente y obliga al transeúnte o turista a detenerse y disfrutar de esta mirada milanesa totalmente inesperada. No da la sensación de estar en Milán, sino de retroceder en el tiempo o de estar en otro lugar.
Por las mañanas hay un animado bullicio de universitarios y profesionales, al atardecer la plaza se calma y se vuelve aún más hermosa. Por las noches, puede que se encuentre con un pianista en medio de la plaza. Es un lugar encantador para tomar un aperitivo.
El nombre de la plaza es el mismo que el de la imponente iglesia del mismo nombre que allí se alza, Sant'Alessandro in Zebedei. La Basílica di Sant'Alessandro tiene orígenes antiguos que se remontan a 1590 a instancias de los Barnabitas, y en 1602 el cardenal Federigo Borromeo colocó la primera piedra. El proyecto, encomendado a Lorenzo Binago, dio lugar a la construcción de la iglesia actual en estilo barroco.
Interesante es el particular nombre dado a la iglesia: Zebedia, de hecho, era el nombre del juez de las prisiones romanas que se encontraban en el emplazamiento de la actual iglesia. La iglesia, de estilo barroco, cuenta con numerosos frescos en su interior que la embellecen.
Ya desde el exterior se percibe el tamaño de la iglesia, pero nada más entrar destaca su inmensidad; ésta también viene dada por la oscuridad que reina en el interior, dadas las escasas y pequeñas ventanas. Entre las diversas pinturas de interés del interior destacan el Martirio de San Pancracio de G.B. Ossona y una serie de obras de Camillo Procaccini, repartidas por todos los rincones de la iglesia, como la Asunción de María o la Natividad, y obras de Daniele Crespi como la Adoración de los Magos.
El horario para visitarla, entre semana, es de 7.00 a 12.00 y de 16.00 a 19.00, mientras que los días festivos se puede entrar de 9.30 a 12.00 y de 16.15 a 19.00.
Merece la pena visitar esta insólita estampa de Milán, con su iglesia y su placita.