El vecino del Parque, expresión de otro tipo de ebriedad, es el Autódromo Nacional de Monza, que desde 1922 es el templo de la Fórmula 1. Durante el año organiza también cursos de conducción deportiva. El guardián de arte e historia, en cambio, es el Duomo, que quiso construir la reina longobarda Teodolinda. Entre sus tesoros únicos, se encuentra la Corona Férrea símbolo del poder real, conservada en la preciosa Capilla.

A breve distancia está ubicada la sede de los Museos Cívicos de Monza, con 140 obras que cuentan la historia de la ciudad. En las afueras, es suficiente seguir el curso del río Lambro, ideal para pasear en bicicleta, para encontrar pequeños centros de la laboriosa y ondulada Brianza: Macherio, Carate, Arosio e Inverigo, que invitan a descubrir más hacia el norte los Prealpes de Como.