De asentamiento celta a vicus romano, Abbiategrasso se transformó en pueblo amurallado en la Edad Media.

Mencionado por primera vez en 1034 con el nombre completo de "Habiate qui dicitur Grassus " en el testamento del arzobispo de Milán Ariberto d'Intimiano, a quien pertenecían estas tierras. La buena fortuna de Habiate coincidió con la posibilidad de hacer navegable el Naviglio Grande a finales del siglo XIII, ya que el Naviglio alimentaba antaño el foso exterior que protegía el pueblo y llegaba hasta el castillo de los Visconti.

Durante siglos fue destino de vacaciones de los duques de Milán, primero de la familia Visconti y después de la familia Sforza, precisamente por la facilidad para llegar a lo largo del mismo y por la tranquilidad del lugar, rico en verdor y bien protegido, características que siguen vigentes hoy en día. Hoy, paseando por las plazas y calles del casco antiguo, se respira la auténtica atmósfera de pueblo, donde se pueden admirar valiosos monumentos como iglesias y antiguos palacios nobiliarios enmarcados en el contexto de una pequeña ciudad a escala humana.

Destacan la Basilica di S. Maria nuova, del siglo XV, renovada en el XVIII, y el antiguo Convento dell'Annunciata, con todo un ciclo de frescos firmados y fechados en 1519 por Nicola Mangone da Caravaggio, artista de Leonardo da Vinci. Abbiategrasso forma parte del circuito CittàSlowInternational, una red internacional de ciudades del buen vivir.