El Tren Rojo del Bernina, desde 2008 Patrimonio de la Unesco, es un tramo de ferrocarril de 122 km entre Italia y Suiza. Alcanza los 2.253 metros de altitud a lo largo de un trazado realmente espectacular.

En la parte italiana se sale de Tirano, en Valtellina. A lo largo de 61 km los vagones trepan por las laderas de los montes hasta llegar a la estación Ospizio Bernina, el punto más alto del recorrido. Desde allí inicia el descendimiento hacia St. Moritz. Podrás recorrerla toda seguida en dos horas y media aproximadamente.

Algunos vagones están dotados de techo de vidrio panorámico y en verano cuenta con algunas carrozas descapotables. En cambio, si quisieras ir con calma, podrás bajarte en las estaciones más interesantes y recorrer uno de los numerosos senderos dedicados al trekking, o dar sólo un paseo por las calles de los pueblos donde se encuentran las estaciones.

Sin duda merecen una atención especial los lagos que encontrarás a lo largo del recorrido: subiendo de altitud podrás pasear por las orillas y admirar los diferentes colores de las aguas del Lago Blanco y del Lago Negro, separadas por una presa. La penúltima parada en territorio suizo, llamada Pontresina, ofrece la conexión con otras vías, que también pasan por Sitios de la Unesco.

La línea del Abula puede transportarte otros 60 kilómetros por paisajes impresionantes y obras de ingeniería que desafían el ambiente que las rodea. Construido a inicios del siglo XIX, es el clásico ferrocarril de montaña para trenes de vapor y te dejará con la boca abierta por cómo logra integrar túneles y puentes en el paisaje montañés: las más espectaculares son el viaducto Landwasser y un túnel helicoidal. Los amantes de la naturaleza que van a visitar Lombardía no pueden perderse el Tren Rojo y las cimas que permite alcanzar.