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Los abetos de Vesenda
Entre los abetos de Vesenda, uno experimenta emociones únicas: se siente uno con la naturaleza.
Hay lugares donde la naturaleza reina suprema y donde el hombre ha respetado el entorno, integrándose en él. Aventurándose en el corazón de los Valles del Bitto, por encima de Morbegno, uno tiene la sensación de atravesar paisajes mágicos.
Siguiendo la carretera hacia el puerto de San Marco, pasado el pueblo de Albaredo, sede del centro didáctico-medioambiental Parco delle Orobie Valtellinesi, se atraviesa la Via Priula. Esta antigua ruta comercial, abierta por la República de Venecia a finales del siglo XVI, conectaba Morbegno con Bérgamo. Aquí se alza la pequeña iglesia de la Madonna delle Grazie, desde donde parte el Ecomuseo del Valle del Bitto de Albaredo. La ruta, que serpentea por importantes puntos naturales y culturales (con especial atención a la producción tradicional del famoso queso de Bitto), conduce al Avèzz de Üusénda. Se trata del imponente abeto (Abies alba) de la localidad de Vesenda, en el municipio de Bema. Señalizado con carteles especiales, se puede llegar a él en una hora y media de camino desde la pequeña iglesia.
Una vez alcanzado, a unos 1.350 metros de altitud, uno se da cuenta de que se encuentra en un sugestivo bosque de abetos centenarios. El ejemplar más famoso, ya muy viejo y en precario estado de salud, aparece como un extraordinario monumento a la grandeza de la naturaleza. Con más de 30 metros de altura y un tronco de más de 6 metros de circunferencia (2 metros de diámetro), deja a uno boquiabierto. Unos cincuenta metros río arriba, se observa otro abeto de dimensiones igualmente increíbles, mientras que en el espacio que los separa hay seis frondosos ejemplares con circunferencias de entre 3,50 y 4 metros. Juntos hacen que el lugar resulte encantador: es emocionante detenerse y dejarse envolver por una atmósfera verdaderamente única.
Un monumento verde que se puede visitar libremente.